Salas de Pintura Flamenca y del Tesoro del Delfín
La colección de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte en las nuevas salas
Salas 76-84, planta segunda. Edificio Villanueva
En 2004, debido a la necesidad de espacio para acoger distintos servicios del Museo, las salas de la segunda planta quedaron fuera del recorrido expositivo para acoger almacenes temporales de obras de arte, despachos administrativos y el taller de restauración de soportes. Con la entrada en funcionamiento de la ampliación en torno al Claustro de los Jerónimos y la adecuación del taller de restauración, fue posible trasladar estos servicios a sus ubicaciones definitivas, liberando nuevamente este grupo de salas. Por ello, en el momento en que fue posible operativamente, el Museo programó su recuperación como espacio expositivo, acondicionando arquitectónicamente las salas y mejorando sus instalaciones. En esta intervención, además, se sustituyeron las carpinterías de ventanas por un nuevo diseño de Rafael Moneo, abocinando sus antepechos para su mejor integración en la arquitectura del conjunto.
Las siete nuevas salas de pintura flamenca del siglo XVII completan la instalación en el Museo de una de las mejores colecciones de pintura flamenca de los siglos XV al XVII que existen, formada en su mayor parte por el mecenazgo real. La actual Bélgica (lugar de procedencia de estos cuadros) fue, junto a Italia, el principal centro pictórico de Europa durante aquellos siglos. En estas salas se incluyen obras fundamentales de Rubens, Jan Brueghel, Clara Peeters y David Teniers, entre otros artistas. En la 76, que se dedica a la pintura holandesa, se exhiben Judit en el banquete de Holofernes de Rembrandt, e importantes obras de pintores representativos de esta escuela como Salomon de Bray y Gabriël Metsu.
Pintura flamenca
Desde 1430 hasta 1650 aproximadamente, los territorios que conforman la actual Bélgica fueron los principales productores de pintura de Europa, junto con Italia. El arte que se hizo en esa región se denomina arte flamenco. En siete salas que ahora se abren al público en la segunda planta del museo se completa el despliegue de la pintura flamenca del siglo XVII, en su mayoría realizada en la ciudad de Amberes, que se añade a la expuesta en la planta baja y la primera planta del museo. El vínculo de los territorios flamencos con la corona española, que los gobernaba en esos siglos, explica la riqueza de las colecciones flamencas del Prado.
En dos de las nuevas salas dedicadas a pintura flamenca del siglo XVII, las salas 78 y 79, se muestran importantes obras de Rubens (1577-1640), entre ellas las mitologías que pintó por encargo del rey Felipe IV para la Torre de la Parada y algunas de las mejores obras de pequeño formato que pintó Rubens. Con estas dos salas se completa la instalación de la colección de Rubens en el Prado, la mayor que existe.
Las nuevas salas incluyen un espacio monográfico (sala 83) dedicado a Jan Brueghel (1568-1625), cuyo exquisito arte combina colores suculentos y una asombrosa minuciosidad de ejecución. Los cinco cuadros de la serie de Los sentidos se encuentran entre las obras más admiradas de este artista. También David Teniers (1610-1690) disfruta a partir de ahora de una sala monográfica (sala 77).
En las salas 81 y 82 se muestran pinturas de cocinas y bodegones de Frans Snyders (1579-1657), Clara Peeters (hacia 1588/90-después de 1621) y otros artistas flamencos, que tuvieron mucho éxito en Amberes y en la corte española, junto a exquisitas pinturas de guirnaldas. Las escenas de animales, en la sala 81, son una especialidad de Amberes que con los años se imitó en Francia y otros lugares.
En la sala 80 se muestran pinturas de paisajes, un género que creado en Amberes en el siglo XVI, de mano de Joachim Patinir (activo 1515-1524), de quien el Prado guarda una gran colección que se expone en la planta baja. En el siglo XVII artistas como Joos de Momper (1564-1635), Peeter Snayers (1592-1667) y también Jan Brueghel, entre otros dieron continuidad a esta tradición.
La apertura de estas salas dedicadas a pintura flamenca del siglo XVII en la segunda planta del museo ha motivado también la reordenación de la pintura de Rubens, Van Dyck (1599-1641) y Jordaens (1593-1678) en la primera planta del museo (tanto en la Galería Central como en la sala 16B).
Pintura holandesa
Por pintura holandesa se entiende la producida en las siete Provincias Bajas del Norte, que tras la firma de la “Unión de Utrecht” (1579) se constituyeron de facto en nuevo estado soberano: las Provincias Unidas. Ámsterdam fue el motor económico de esa nueva nación. Los pintores holandeses en su afán por distanciarse de las Provincias Bajas del Sur que continuaron bajo soberanía española, optaron por desligarse del idealismo italiano y vincularse a la tradición pictórica nórdica. En consecuencia, su pintura está impregnada de un naturalismo veraz, que se refleja tanto en el tratamiento de los géneros pictóricos tradicionales como en el fomento de aquellos otros considerados menores por la tratadística italiana, como son el paisaje, el bodegón y la escena de género.
Por razones históricas la colección holandesa del Museo del Prado es numéricamente menor a la flamenca. Con todo, y a pesar de las grandes ausencias, cuenta con obras muy representativas, de las que ahora se presenta en la Sala 76 una selección que incluye cuadros de historia, debidos a algunos de los más destacados representantes de la Escuela, así como bodegones, paisajes y escenas de género.
Lugar de honor en la sala lo ocupa Judit en el banquete de Holofernes de Rembrandt. En torno suyo, se muestran obras de otros destacados representantes de la pintura de historia como son: Joachim Wtewael, Salomon de Bray, Matthias Stom o Stomer y Leonaert Bramer.
El bodegón está representado por una de las obras maestras de la colección, Gallo muerto, uno de los escasos bodegones hoy aceptados como autógrafos de Gabriël Metsu. Junto a él, se exponen significativas composiciones de Pieter Claesz y Willem Claesz Heda.
Dentro del paisaje, se muestran ejemplos destacados de las tipologías más específicamente holandesas como son la marina, el paisaje de invierno y el llamado paisaje italianizante.