Aún aprendo. Reflexión sobre el oficio
Rafael Alonso Alonso, Restaurador, 1978-2016
En los inicios, cuando eres estudiante y tienes poco conocimiento, como en casi todas las cosas, te crees que puedes hacer mucho. Pero según vas avanzando, ves que todo hay que hacerlo con más calma. Aún hoy, después de tantos años de experiencia, sigo teniendo miedo, incluso con los pintores más conocidos que son con los que más he trabajado. Tienes que tener mucho cuidado, no te puedes confiar, pues cada cuadro es distinto. Por supuesto que cada pintor es distinto, pero incluso dentro de la obra de un pintor, no todas las obras están pintadas de la misma manera. Hay que tener en cuenta las evoluciones técnicas de cada artista. Las conservaciones de los cuadros no son las mismas, ni las circunstancias en las que han llegado son las mismas. Entonces siempre estamos ante algo nuevo; en blanco, hay que mirar la obra, estudiarla, saber todo lo que puedas sobre su historia, de las circunstancias en las que ha estado, las intervenciones que ha tenido, para de ese modo poder conocerla al máximo. Porque si no conoces el cuadro, es muy difícil hacer una buena restauración. Entonces conforme te vas haciendo mayor y vas trabajando más, eres más consciente de lo transcendental que es tu intervención, que en realidad no sabes nada y que tienes que aprender todos los días. Como dice Goya en su dibujo del viejecito: Aun Aprendo. Una vez que dices “ya me lo sé todo, no tengo nada que aprender”, deja de trabajar porque eso es un peligro.